Negocios, Karma y Longevidad
Todos tenemos algunas frases (quotes) que dejan una huella y que se ¨adhieren¨ a: nuestra historia, creencias y hasta valores. No importa quien las dice o donde las lees. El mensaje llega para quedarse.
La esperanza de vida en los seres humanos se ha visto incrementada en los últimos tiempos. De acuerdo a las investigaciones de la paleoantropóloga Sang Hee Lee y la periodista Científica Shin-Young Yoon el tema de la longevidad es algo que apasiona a la ciencia desde hace mucho tiempo.
Hemos sido testigos de que la esperanza de vida se ha incrementado considerablemente. Esto debido a los avances en la medicina y su influencia en las enfermedades más manejable, así como la reducción de guerras y accidentes, entre otros. Mientras tanto, la mortalidad infantil se constataba elevada en anteriores épocas, principalmente por complicaciones durante el embarazo y parto. En la Corea tradicional existía una ceremonia llamada PAEGIL (más o menos a los 3 meses de edad), en la cual celebraban los 100 primeros días de vida, por cuanto no se consideraba común que los niños sobrevivan los primeros días. Estos comportamientos culturales también se pudieron observar en países como Japón, Nigeria, entre otros.
Después de un tiempo los avances del conocimiento y su aplicación en campos médicos redujeron considerablemente la tasa de mortalidad infantil y, la población tuvo un crecimiento elevado a finales del siglo XX. Nos encontramos en un mundo en el que la población de gente de la tercera edad aumentó y, por un periodo de tiempo también los recién nacidos. Podemos deducir que los avances tecnológicos y del conocimiento permitieron aquello.
Mirando hacia el siglo pasado debido a la mortalidad precoz en algunos hogares latinoamericanos, los hijos mayores terminaban convirtiéndose en los nuevos padres de sus hermanos más pequeños.
Controversial o no (mayormente en países en vías de desarrollo), las generaciones anteriores tenían muchos hijos como sinónimo de: imitaciones culturales, machismo, la misma mortalidad infantil que no garantizaba que muchos niños lleguen a la edad adulta y, entre otras (pero con una relevancia muy curiosa), el apoyo económico futuro en el hogar. Sin embargo, el desarrollo económico se convirtió en uno de los factores para reducir la cantidad de hijos.
Casi inmediatamente (fruto del desarrollo) la industrialización y progreso económico, la capacidad de superación y logro con la necesidad de acumulación de bienes y servicios en muchos países derivó en la reducción del número de hijos. Los países en vías de desarrollo se fueron sumado a esta tendencia juntamente con la gran ola ¨aspiracional¨ y novedosa del crecimiento económico.
Durante la era de pensamiento cultural de familias extensas primaba el paradigma de la familiaridad, el compartir y heredar (ropa, bienes, herramientas a hermanos menores), economías de escala, ahorro (en el uso de ropa, comida, servicios etc.) e inversión a futuro (apoyo a los ingresos de la familia ya que los hijos podían trabajar temprano) como principales factores. Los hijos estaban prácticamente destinados a continuar el legado empresarial o profesional de los padres.
Si observamos detenidamente la nueva filosofía de formación familias, el individuo comienza a primar y se observan patrones en los cuales las mismas organizaciones familiares optan por la opción de individualizar y personificar los consumos. El desarrollo personal es parte de la imagen familiar y la economía interna de los hogares, lo que de un vuelco importante en la formación cuando los hijos están más apoyados económicamente por sus padres (ahora trabajan papá y mamá).
El ¨calzar¨ en la sociedad involucra más inversiones y gastos, lo que justifica el tener menos hijos para poder otorgar las mismas oportunidades a todos. Los cambios en los pensamientos frente a la sostenibilidad del planeta apoyan esta tendencia a la reducción, así como el factor cultural de familias más compactas.
Esta longevidad en aumento ha influido en el compartimiento y transmisión de conocimiento a nuevas generaciones. Ahora convivimos tres (o más) generaciones que comparten: conocimiento, relaciones, e influencia económica. Parte de este legado económico está basado en ¨heredar¨ un negocio construido con esfuerzo y dedicación para que las siguientes generaciones continúen con un camino ya labrado.
Paloma Fernández Pérez y Andrea Lluch en su libro Familias empresarias y grandes empresas familiares en América Latina y España, nos indican que las empresas familiares (que en América Latina llega a casi el 90% de participación con una altísima influencia en el PIB), sus cabezas, tienen una edad promedio de 57 años, es decir, que están dirigidas por la segunda generación.
Nos encontramos en una época en la que se ha incrementado el número de personas de la tercera edad, las generaciones intermedias han decidido reducir y retrasar el tener hijos (un grupo no menos importante ha optado por suspender la descendencia) y, las nuevas generaciones están de observadores de estos “procesos empresariales transitorios”. Esto nos lleva a vislumbrar que, a pesar de estar compartiendo conocimiento y tradiciones entre tres generaciones, muchos de los negocios se quedan antes de que lleguen a ser dirigidos por los nietos.
Estaba muy joven cuando escuché la frase;
¨Cuando un pájaro está vivo se come a las hormigas; cuando el pájaro está muerto las hormigas se comen a él¨.
En aquel tiempo no la profundicé, pero me impactó. No me acuerdo quién la dijo o dónde la leí, pero se quedó impregnada en mi memoria. Todos tenemos algunas frases (quotes) que dejan una huella y que se ¨adhieren¨ a nuestra historia, creencias e incluso valores. No importa quien las dice o donde las lees. El mensaje llega para quedarse.
Esto, está arraigado en tradiciones del hinduismo (las cuales han trascendido y se han quedado en nuestra cultura y creencias). Sabemos que todas las acciones positivas nos dirigen a un futuro prometedor, en el cual cosecharemos los frutos de nuestras buenas acciones.
El karma es letal y dispara con la perspicacia de un francotirador. A nivel empresarial el karma está determinado directamente por la ley de causa y efecto, sabemos que nuestras acciones tendrán una consecuencia futura. La mayoría de estas consecuencias están presupuestadas y otras no.
¿Por qué algunas empresas (de cualquier tamaño) no logran cruzar más allá de la segunda generación? ¿Por qué el karma es tan marcado? ¿Es un factor cultural, de visión estratégica o de ambos?
Imaginen el siguiente escenario; Creadores, Fundadores de empresas que, siguen vivos, y ven morir sus negocios en manos de la segunda generación sin llegar a que este proyecto, trascienda en el tiempo. Los ciclos de vida de las empresas familiares involucran el manejo de diferentes crisis, entre ellas, la del ingreso de los hijos (la más relevante desde el punto de vista de visión y alineación de valores y estratégica), quienes entran a tomar la posta en la dirección del negocio y extender con el legado de la marca o empresa.
¿Es acaso fruto de una visión incipiente del futuro por parte de los fundadores o de sus hijos que no logran adaptar la estrategia para mantener, crecer y sólo están sobreviviendo? ¿Han cambiado los enfoques y los fundadores (que supuestamente deberían estar descansando y disfrutando del logro de su trabajo de años) deben seguir involucrados trabajando y dirigiendo a futuro? Este desequilibrio generacional afecta directamente al sistema inmunológico del negocio y su capacidad de defenderse de las amenazas.
Si podemos determinar que el incremento de la longevidad en los seres humanos fue causado mayormente por cambios sustanciales en el desarrollo tecnológico, modificaciones en la medicina y avances que permitieron la reducción de Riesgos, ¿cuál sería cambio en el enfoque sistémico que permita que las empresas duren más y no se mueran en el camino?
Detallo algunas de las razones que no permiten la longevidad de las empresas y forman parte de este karma constante:
- La falta de productividad está ligada a la ausencia de innovación y nuevos métodos que no permiten extender los ciclos de vida.
- La informalidad con que se manejan los procesos estratégicos.
- La estructura del gobierno corporativo, el marketing y la estrategia están concebidos para el corto plazo y no para escenarios de transición y continuidad.
- La profunda y complicada diferencia entre los códigos de creencias, comunicación y estrategia que tienen los hijos al tomar la posta.
- La influencia familiar de terceros en decisiones relevantes, basadas en intereses individuales.
- Territorialidad, soberbia y ego que se interponen como barreras para continuar con un proceso creciente.
- Liderazgo incipiente poco conectivo y con una credibilidad disfrazada.
- Dejar de invertir e innovar en la marca creyendo que el prestigio ganado por el fundador es suficiente.
- Proyección de los modelos de negocio y estrategia de marketing que se encuentran alineados (mayormente) en el corto plazo. Los planes de sucesión no son considerados con la debida importancia y tampoco planifican cuál es el momento adecuado, y estratégico para hacer el traspaso.
- Las visiones de las nuevas generaciones tienen serias diferencias de fondo y forma con las del fundador.
- El fallecimiento del fundador – fundadora profundiza algunos cabos sueltos, desequilibrios y visiones compartidas.
Es momento de romper el karma. Un diagnóstico adecuado al sincerar y alinear los códigos: culturales, de creencias, estratégicos y de proyección futura entre generaciones son parte del segundo paso. El primer paso (y necesario) es saber que es un Deber que las empresas sepan tratar estos temas delicados con la relevancia del caso. “Luego puede ser muy tarde”.
Corrección de estilo; Katherine Mera. Contacto: kathemerap333@gmail.com